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Calahorra, La Rioja – A sus 89 años, Antonio López, una de las figuras más emblemáticas del arte español del siglo XX y XXI, ofrece una perspectiva serena y esperanzadora sobre la irrupción de la tecnología en el mundo del arte. En una entrevista reciente, el maestro López desmitifica el miedo a la tecnología, afirmando que el arte siempre será una expresión fundamentalmente humana, arraigada en la experiencia y la emoción.

López, conocido por su meticuloso realismo y su capacidad para capturar la esencia de la vida cotidiana, ha sido testigo de la evolución constante del arte a lo largo de su extensa carrera. Desde la pintura tradicional hasta la era digital, ha observado cómo las herramientas y los medios cambian, pero no cómo la necesidad humana de crear y conectar a través del arte desaparece.

“La tecnología es una herramienta más, como lo fue el óleo o el carboncillo en su momento,” explica López. “No hay que temerla, sino entenderla y, si es necesario, utilizarla. Pero el alma del arte, su corazón, reside en la experiencia humana, en la capacidad de sentir, de observar, de interpretar el mundo que nos rodea y de comunicarlo a través de una imagen o una escultura.”

El artista destaca la importancia de la observación directa, del contacto con la realidad, como punto de partida para cualquier obra de arte. “El arte no se crea en un vacío,” señala. “Se crea a partir de la vida, de las emociones, de las relaciones humanas. La tecnología puede ayudar a difundir el arte, a hacerlo accesible a un público más amplio, pero no puede reemplazar la experiencia original, la conexión directa con el mundo real.”

La obra de Antonio López es un testimonio de esta profunda conexión con la realidad. Sus pinturas y esculturas, caracterizadas por su precisión y su sensibilidad, nos invitan a observar el mundo con nuevos ojos, a apreciar la belleza en lo cotidiano, a reflexionar sobre la condición humana. Su legado, que abarca casi un siglo, es un faro de inspiración para artistas de todas las generaciones.

En un mundo cada vez más dominado por la tecnología, las palabras de Antonio López nos recuerdan la importancia de preservar nuestra humanidad, de cultivar nuestra capacidad de sentir y de crear. El arte, como expresión de la experiencia humana, seguirá siendo un refugio, una fuente de inspiración y un puente entre las personas, independientemente de los avances tecnológicos que se produzcan.

Con la mirada puesta en el futuro, Antonio López continúa trabajando en su estudio, creando obras que desafían el tiempo y que nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia existencia. Su ejemplo nos demuestra que el arte, a pesar de los cambios, sigue siendo una necesidad vital, una forma esencial de comprender y expresar el mundo que nos rodea.