Uruguay: ¿Estamos Definindo Bien el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación? Un Debate Necesario

2025-06-10
Uruguay: ¿Estamos Definindo Bien el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación? Un Debate Necesario
la diaria

Uruguay está apostando fuerte por la Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). La reciente creación de la Secretaría de Ciencia y Generación de Conocimiento y el lanzamiento del programa Uruguay Innova son señales claras de este compromiso. Sin embargo, un debate crucial se está gestando: ¿Estamos definiendo correctamente el sistema de CTI en el país? ¿Qué conceptos clave necesitamos clarificar para asegurar que las políticas públicas sean efectivas y que la inversión en investigación y desarrollo genere un impacto real en la sociedad y la economía?

El desafío radica en que los términos relacionados con la CTI a menudo se utilizan de manera imprecisa o con diferentes interpretaciones. “Ciencia”, “Tecnología” e “Innovación” son conceptos interrelacionados pero distintos, y su comprensión errónea puede llevar a políticas mal dirigidas y a la asignación ineficiente de recursos. Por ejemplo, ¿qué entendemos por “innovación”? ¿Nos referimos únicamente a la creación de nuevos productos y servicios, o también a la mejora de procesos, la adopción de nuevas tecnologías o la implementación de modelos de negocio más eficientes?

La Secretaría de Ciencia y Generación de Conocimiento tiene un rol fundamental en este proceso de clarificación. Debe liderar un esfuerzo para definir con precisión los conceptos clave del sistema de CTI, involucrando a todos los actores relevantes: investigadores, empresarios, funcionarios públicos, representantes de la sociedad civil y académicos. Este debate debe ser abierto, transparente y participativo, y debe tener en cuenta las mejores prácticas internacionales.

Un sistema de CTI bien definido debe tener como objetivo impulsar el desarrollo económico y social del país, generar empleo de alta calidad, mejorar la competitividad de las empresas uruguayas y contribuir a la solución de los desafíos globales, como el cambio climático y la seguridad alimentaria. Para lograrlo, es necesario fomentar la colaboración entre la academia, el sector privado y el gobierno, promover la transferencia de tecnología desde las universidades a las empresas, y apoyar la formación de investigadores y emprendedores.

El programa Uruguay Innova, por su parte, debe estar alineado con esta visión estratégica. Debe ofrecer incentivos y apoyo a las empresas que invierten en I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación), y debe facilitar el acceso a financiamiento, tecnología y conocimiento.

En definitiva, el futuro de la CTI en Uruguay depende de nuestra capacidad para definir correctamente el sistema y para construir una cultura de innovación que involucre a todos los uruguayos. Este es un debate que no podemos postergar, ya que de él depende el desarrollo del país en las próximas décadas.

Puntos clave a considerar:

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