Bajo la Luz de la Luna: Una Carrera Solitaria por los Vastos Campos Colombianos

La luna llena, con su luz plateada, transformó el campo abierto en un lienzo de grises y azules profundos. Era una noche perfecta para la introspección, para la huida de la rutina, una invitación a la soledad y al descubrimiento personal. Y así, comenzó a correr.
No era una carrera impulsada por el miedo a algo concreto, sino un anhelo por algo más: un sentimiento latente, un recuerdo borroso, o quizás, simplemente, la pura y silenciosa alegría que emana del movimiento. Cada pisada sobre la tierra blanda, una nota en un ritmo silencioso, acompañado por el suave murmullo del viento. La imagen de una persona corriendo bajo la luna es, en su simplicidad, profundamente conmovedora.
Evoca la resiliencia inherente a la condición humana, la capacidad de seguir adelante a pesar de la incertidumbre y la oscuridad que pueda nublar el camino. La inmensidad del campo, que parecía extenderse hasta el infinito, reflejaba las posibilidades ilimitadas que residen en nuestro interior, un recordatorio de que cada paso nos acerca a nuevas experiencias y descubrimientos.
El único sonido que rompía el silencio era el jadeo de mi propia respiración y el susurro de la hierba bajo mis pies. Cada zancada fortalecía la conexión con la naturaleza, con la tierra, con mi propio ser. La luna, testigo silencioso de mi viaje, iluminaba el sendero, guiándome a través de la noche, invitándome a explorar los límites de mi resistencia y la profundidad de mi espíritu.
Esta experiencia, lejos de ser simplemente un ejercicio físico, se convirtió en una meditación en movimiento, una oportunidad para desconectar del mundo exterior y conectar con mi interior. Una noche bajo la luna, una carrera solitaria, un viaje hacia la libertad y el autodescubrimiento. Una experiencia que perdurará en la memoria, un recordatorio de que, a veces, lo único que necesitamos es un poco de espacio, un poco de silencio y la inmensidad de la noche para encontrar la paz y la claridad que buscamos.
Si alguna vez te sientes abrumado por la vida, te recomiendo que salgas a correr bajo la luna. Puede que te sorprenda lo que descubras sobre ti mismo.